lunes, 19 de marzo de 2012

Política industrial: éxito y fracaso

Edwin Rolando García Caal

En la historia reciente existen dos grupos de países que hasta antes de 1980 eran considerados países en desarrollo. Uno de ellos al que pertenecen los países Latinoamericanos y otro de ellos al que pertenecen los países del este asiático. Ambos grupos de países aplicaron medidas contrarias a lo que establece el conjunto de políticas del denominado Consenso de Washington. Es bien sabido que este consenso promueve la apertura económica, la desregulación y el proceso de privatizaciones (visión neoclásica pura). En Latinoamérica se encuentran las naciones que emprendieron el camino de la sustitución de importaciones a través de la protección del mercado interno y de una activa intervención gubernamental. En las economías del este asiático el gobierno intervino, sistemáticamente y a través de múltiples canales, denominados el equilibrio de la estabilidad macroeconómica, la formación de capital humano, la estabilidad de los sistemas financieros y de seguros, las distorsiones de los precios y la apertura a tecnología extranjera. Asimismo, el gobierno de los países asiáticos en mención, realizó una promoción industrial selectiva, especialmente de empuje exportador.

En Latinoamérica, para promover la actividad industrial se optó por una política de sustitución de importaciones. Se seleccionó del listado de importaciones de bienes de capital, uno que tuviera eslabonamientos hacia atrás y hacia adelante. En otras palabras, para motivar la producción de dicho bien era importante garantizar los insumos (eslabonamiento hacia atrás) motivando la existencia de firmas proveedoras de insumos y tecnología. Esto significaba garantizar las condiciones económicas de los sectores que alimentaban la industria. Asimismo se seleccionó a los servicios hacia adelante. Firmas responsables de proveer los servicios necesarios para la comercialización y distribución del bien de capital que se había decidido producir.  Un ejemplo típico de estas decisiones fue la producción de automóviles. Su fabricación necesita de muchos insumos y genera muchos servicios posteriores, inclusive la distribución de los combustibles, los repuestos y los servicios.
  
La elección de producir automóviles motivó la eliminación de aranceles para todos los productos de importación. También quedó libre de aranceles la importación de tecnología para producirlos.  Alberth Hirschmann llama a estos sectores, sectores pautadores. El objetivo de la política era romper la especialización respecto de los bienes primarios y por lo tanto corregir la balanza de pagos. Una debilidad de origen en la propuesta fue no considerar la forma de distribución de la renta en estos países. Los únicos sectores que podían pagar la importación de vehículos eran quienes más renta tenían. En ese sentido, para anular las importaciones de vehículos era necesario colocar aranceles altos. Por ejemplo, un arancel de 400% para la importación de automóviles. La otra pregunta interesante es, luego de lograr reducir las importaciones de autos a 0%, ¿quién produciría los automóviles dentro del país? Tampoco se consideró el poder de las compañías internacionales productoras de automóviles. En Colombia, por ejemplo, la Ford se internó en el país, decidió importar todas las partes aprovechando que no tenían aranceles y se puso a ensamblar los autos en Colombia. Usando la misma estrategia entran también la Fiat y la Renault.

Un problema inmediato fue que teniendo la garantía del mercado y evitada la competencia, las compañías empezaron a producir con rendimientos sub óptimos, se produce muy caro y debido a que la demanda es escasa se producen muy pocos autos por lo que la maquinaria es sub utilizada. Para continuar operando empiezan a producir motos, luego lavadoras y siguen en la línea de blancos. Esta situación hace que cada producto que se ensambla en el país tenga un alza en los precios. Hay un incremento acelerado en el capital pero no se generó empleo, por lo tanto hay una reducción en el nivel de empleo y un incremento sostenido en los precios. Algunos países reportaron incrementos en los precios de hasta 36,000 por ciento. ¿Quién paga la factura? Dos sectores. Por un lado el sector exportador, que no puede subir los precios porque su mercado es internacional y allí sí hay competencia y guerra de precios. Por lo tanto, insumos caros y precios altos provocaron que las firmas exportadoras se retiraran y abandonaran el mercado.  Este cierre de empresas provoca una caída mayor en el nivel de empleo. Por otro lado se encuentra el sector productor de alimentos y especialmente el sector agrícola. La subida del nivel de precios origina que los insumos se encarezcan y por lo tanto este sector pierde la estructura de precios de los insumos. Como no exporta sí puede subir los precios pero el Gobierno introduce controles de precios, como no conviene el incremento en el precio de los alimentos algunos países aplicaron la política de precios tope, esto y la presión de la inflación hicieron desaparecer al sector agrícola. Como se reduce la producción de bienes agrícolas, se inicia la importación de alimentos.

Lo mismo ocurre con los servicios básicos. La inflación hace subir el costo de los insumos, pero el Gobierno sigue manteniendo los precios con el fin de evitar un estallido social. Se llegó al extremo de que el Gobierno pagaba más cara la impresión de los tickets del transporte público que lo que la ciudadanía pagaba por dicho servicio. Hubiera sido más económico no cobrar. Como se reducen drásticamente las exportaciones (generadoras de divisas) y se incrementan las importaciones de insumos industriales y alimentos, inclusive los productos agrícolas que nunca antes se habían importado, se genera una crisis estructural de la balanza de pagos. Como hay cierre de empresas se incrementa el desempleo. En economía se sabe que un problema en la balanza de pagos es un problema de demanda, por lo tanto la solución no inflacionaria sería reducir la demanda. Sin embargo, los gobiernos no pueden hacer eso debido al desabastecimiento de alimentos, por lo tanto no les queda otra cosa que permitir préstamos que incrementan la deuda externa. Esta deuda no la negocia el Estado sino la empresa privada.

Las economías desarrolladas, en ese periodo están experimentando un incremento mayúsculo en el precio de los combustibles. Por lo tanto tienen un exceso de liquidez en sus economías (petrodólares). La salida que tienen es exportar capitales y convertir el exceso de liquidez en Deuda externa para los países en desarrollo. Pero las condiciones económicas de los países en desarrollo apuntaban a no llenar los requisitos para un préstamo. Cuando una familia está gastando el doble de los ingresos que recibe ningún banco le prestaría, porque tiene más certeza de que no le paguen. Sin embargo, el sistema financiero de los países desarrollados hizo caso omiso de la situación de crisis en los países en desarrollo y prestó todo el dinero que se solicitó. Esto se llama generar una burbuja económica….. (este artículo continuará). 


Para ampliar y discutir: 


Cómo quedaría un esquema que simplifique los efectos de la política industrial de sustitución de importaciones?

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