miércoles, 30 de enero de 2013

Panorama macroeconómico mundial a inicios del 2013


Edwin Rolando García Caal
Documento para fines docentes


En el 2012 la economía mundial mostró una estabilidad leve, luego del fuerte golpe sufrido a finales del 2011. La recuperación siguió frágil a lo largo de todo el 2012. Sin embargo, la actividad económica en Estados Unidos cobró avance y la mayoría de las economías emergentes y países de bajos ingresos continuaron experimentando crecimientos en sus respectivos PIB. A pesar de eso, las dificultades en Europa provocaron algunas veces altos niveles de tensión y volatilidad en los mercados y durante todo el año no dejaron de ser una fuente de vulnerabilidad para la economía mundial. Según las proyecciones presentadas por el FMI, el crecimiento en la mayoría de las economías avanzadas durante el 2012 seguiría siendo débil debido a las inquietudes acerca de los déficits públicos y la deuda pública, esto acompañado de un alto nivel de desempleo; dicha situación se cumplió (FMI, 2012).

Los países avanzados se vieron obligados en 2012 a realizar un ajuste fiscal mesurado a corto plazo, junto con planes de consolidación a mediano plazo de reformas de los programas de prestaciones laborales. Estas economías tuvieron que poner en marcha reformas estructurales en los mercados de trabajo y de bienes, para reducir el desempleo y propiciar un crecimiento más vigoroso. Las presiones inflacionarias moderadas y los riesgos para el crecimiento hicieron necesario seguir aplicando una política monetaria laxa. Los gobiernos tuvieron que abordar los riesgos fiscales y empezar a encauzar la deuda en una firme trayectoria a la baja, pero procurando no sofocar el crecimiento a corto plazo de sus mercados. En el caso de las economías emergentes y en desarrollo, las autoridades tuvieron que encontrar una combinación adecuada de políticas macroeconómicas que contrarrestaran los riesgos mundiales a la baja y que además, en ciertos casos, mantuvieran bajo control las presiones de sobrecalentamiento crediticio (FMI, 2012).

En las economías emergentes y en desarrollo se preveía que se mantendría un crecimiento sólido, pero la gestión de los riesgos a la baja ha sido todo un desafío. Algunos países enfrentaron presiones de sobrecalentamiento, relacionadas con la fuerte expansión del crédito. En otros países el crédito fue modesto. Dado que los riesgos se inclinaban decididamente a la baja, las autoridades de política económica tuvieron que ir en busca de un equilibrio (FMI, 2012).

El 2012 fue un año en el que todos los países tuvieron que trabajar para verificar que los grupos más vulnerables de la sociedad estuvieran protegidos de las secuelas de la crisis financiera. Para infundir confianza y lograr la estabilidad, se necesitó una constante cooperación en materia de política económica entre países. Con el objetivo de avanzar aún más hacia la solución de los desequilibrios mundiales y el déficit de la demanda mundial, los países con altas tasas de ahorro tuvieron que tomar medidas para quitar los obstáculos que estaban frenando el consumo y la inversión, apoyándose en tipos de cambio que dependieran más de las fuerzas del mercado (FMI, 2013).

El sector financiero mundial siguió siendo una prioridad, sobre todo debido a la necesidad de implementar de manera coherente, nuevas regulaciones a escala mundial para evitar los créditos riesgosos y corregir otras deficiencias, tales como los problemas relacionados con las instituciones consideradas demasiado complejas para quebrar, el sistema bancario paralelo y la colaboración transfronteriza en materia de supervisión y resolución bancaria (FMI, 2012).

Las economías emergentes y en desarrollo se enfrentaron al desafío de calibrar las políticas macroeconómicas para contrarrestar los riesgos mundiales a la baja y respaldar el crecimiento que traían, mientras que en algunos casos, se requirieron esfuerzos para evitar que las presiones del sobrecalentamiento crediticio alcanzaran niveles excesivos. Las políticas económicas más robustas aplicadas en Europa ayudaron a estabilizar los mercados, y la actividad en Estados Unidos continuó mejorando. Al final del año, la mayoría de las economías emergentes y de los países de bajos ingresos lograron mantener sus tasas de crecimiento (FMI, 2012).

Al cierre del ejercicio 2012, las persistentes dificultades económicas y financieras en la zona del euro, combinadas con la incertidumbre política en la misma zona, seguían constituyendo una fuente de vulnerabilidad para la recuperación mundial. Muchas economías continuaron arrastrando una pesada carga de la deuda en múltiples sectores, de manera que el saneamiento de los balances se ha extendido a los gobiernos, empresas y hogares. Además, muchos países con un alto nivel de deuda externa enfrentaron el desafío de reequilibrar su situación en el contexto de graves problemas de competitividad y una demanda externa limitada (FMI, 2013).

Aunque al final del 2012, las economías emergentes seguían cosechando los frutos de sus sólidos marcos macroeconómicos y de las reformas estructurales aplicadas anteriormente, para el año 2013 las autoridades de política económica deberán diseñar una combinación cuidadosa de políticas financieras macroeconómicas y estructurales que garanticen un proceso fluido de desapalancamiento, respaldar el crecimiento y facilitar el reequilibrio. Esto debido a que tras una década de crecimiento vigoroso, respaldado por la rápida expansión del crédito o los altos precios de las materias primas, se fueron acumulando vulnerabilidades al interior de estos países (FMI, 2013).
 
Los riesgos para las perspectivas del 2013 se mantienen a la baja. En primer lugar... (ver artículo completo)