Edwin Rolando García Caal
Documento para fines docentes
En el 2012 la economía mundial
mostró una estabilidad leve, luego del fuerte golpe sufrido a finales del 2011.
La recuperación siguió frágil a lo largo de todo el 2012. Sin embargo, la
actividad económica en Estados Unidos cobró avance y la mayoría de las
economías emergentes y países de bajos ingresos continuaron experimentando crecimientos
en sus respectivos PIB. A pesar de eso, las dificultades en Europa provocaron algunas
veces altos niveles de tensión y volatilidad en los mercados y durante todo el
año no dejaron de ser una fuente de vulnerabilidad para la economía mundial.
Según las proyecciones presentadas por el FMI, el crecimiento en la mayoría de
las economías avanzadas durante el 2012 seguiría siendo débil debido a las
inquietudes acerca de los déficits públicos y la deuda pública, esto acompañado
de un alto nivel de desempleo; dicha situación se cumplió (FMI, 2012) .
Los países avanzados se vieron
obligados en 2012 a realizar un ajuste fiscal mesurado a corto plazo, junto con
planes de consolidación a mediano plazo de reformas de los programas de
prestaciones laborales. Estas economías tuvieron que poner en marcha reformas
estructurales en los mercados de trabajo y de bienes, para reducir el desempleo
y propiciar un crecimiento más vigoroso. Las presiones inflacionarias moderadas
y los riesgos para el crecimiento hicieron necesario seguir aplicando una política
monetaria laxa. Los gobiernos tuvieron que abordar los riesgos fiscales y
empezar a encauzar la deuda en una firme trayectoria a la baja, pero procurando
no sofocar el crecimiento a corto plazo de sus mercados. En el caso de las
economías emergentes y en desarrollo, las autoridades tuvieron que encontrar
una combinación adecuada de políticas macroeconómicas que contrarrestaran los
riesgos mundiales a la baja y que además, en ciertos casos, mantuvieran bajo
control las presiones de sobrecalentamiento crediticio (FMI, 2012) .
En las economías emergentes y
en desarrollo se preveía que se mantendría un crecimiento sólido, pero la
gestión de los riesgos a la baja ha sido todo un desafío. Algunos países enfrentaron
presiones de sobrecalentamiento, relacionadas con la fuerte expansión del
crédito. En otros países el crédito fue modesto. Dado que los riesgos se
inclinaban decididamente a la baja, las autoridades de política económica
tuvieron que ir en busca de un equilibrio (FMI, 2012) .
El 2012 fue un año en el que todos
los países tuvieron que trabajar para verificar que los grupos más vulnerables
de la sociedad estuvieran protegidos de las secuelas de la crisis financiera.
Para infundir confianza y lograr la estabilidad, se necesitó una constante
cooperación en materia de política económica entre países. Con el objetivo de
avanzar aún más hacia la solución de los desequilibrios mundiales y el déficit
de la demanda mundial, los países con altas tasas de ahorro tuvieron que tomar medidas
para quitar los obstáculos que estaban frenando el consumo y la inversión,
apoyándose en tipos de cambio que dependieran más de las fuerzas del mercado (FMI, 2013) .
El sector financiero mundial
siguió siendo una prioridad, sobre todo debido a la necesidad de implementar de
manera coherente, nuevas regulaciones a escala mundial para evitar los créditos
riesgosos y corregir otras deficiencias, tales como los problemas relacionados
con las instituciones consideradas demasiado complejas para quebrar, el sistema
bancario paralelo y la colaboración transfronteriza en materia de supervisión y
resolución bancaria (FMI, 2012) .
Las economías emergentes y en
desarrollo se enfrentaron al desafío de calibrar las políticas macroeconómicas
para contrarrestar los riesgos mundiales a la baja y respaldar el crecimiento que
traían, mientras que en algunos casos, se requirieron esfuerzos para evitar que
las presiones del sobrecalentamiento crediticio alcanzaran niveles excesivos. Las
políticas económicas más robustas aplicadas en Europa ayudaron a estabilizar
los mercados, y la actividad en Estados Unidos continuó mejorando. Al final del
año, la mayoría de las economías emergentes y de los países de bajos ingresos
lograron mantener sus tasas de crecimiento (FMI, 2012) .
Al cierre del ejercicio 2012, las
persistentes dificultades económicas y financieras en la zona del euro,
combinadas con la incertidumbre política en la misma zona, seguían constituyendo
una fuente de vulnerabilidad para la recuperación mundial. Muchas economías continuaron
arrastrando una pesada carga de la deuda en múltiples sectores, de manera que
el saneamiento de los balances se ha extendido a los gobiernos, empresas y
hogares. Además, muchos países con un alto nivel de deuda externa enfrentaron
el desafío de reequilibrar su situación en el contexto de graves problemas de
competitividad y una demanda externa limitada (FMI, 2013) .
Aunque al final del 2012, las
economías emergentes seguían cosechando los frutos de sus sólidos marcos
macroeconómicos y de las reformas estructurales aplicadas anteriormente, para
el año 2013 las autoridades de política económica deberán diseñar una
combinación cuidadosa de políticas financieras macroeconómicas y estructurales que
garanticen un proceso fluido de desapalancamiento, respaldar el crecimiento y
facilitar el reequilibrio. Esto debido a que tras una década de crecimiento
vigoroso, respaldado por la rápida expansión del crédito o los altos precios de
las materias primas, se fueron acumulando vulnerabilidades al interior de estos
países (FMI, 2013) .
Los riesgos para las perspectivas del 2013 se mantienen a la baja. En primer lugar... (ver artículo completo)