jueves, 22 de septiembre de 2011

Alimentación y nutrición en Guatemala

Edwin Rolando García Caal

Como la mayoría de personas que han estudiado la primaria saben, los humanos necesitamos nutrientes y otras sustancias alimenticias importantísimas para reconstruir infinidad de tejidos especializados y mantener el estado general de salud individual. La insuficiencia o el exceso de estos nutrientes constituyen una condición dietética llamada malnutrición. Los nutrientes se clasifican en cinco grupos principales denominados proteínas, carbohidratos, grasas, vitaminas y minerales. Los científicos y estudiosos de la salud humana, consideran que el consumo equilibrado de estos nutrientes (con excepción de los carbohidratos) es esencial para mantener la salud y el desarrollo normal de todos los sistemas del cuerpo.  Los estudiosos también han descubierto que la ingesta de carbohidratos no es esencial, debido a que el organismo los transforma a partir de las proteínas (Microsoft Encarta, 2007).

Es importante aclarar que la alimentación no necesariamente significa nutrición, ya que vista desde una acción independiente, la alimentación se refiere al consumo de alimentos cuya dieta depende de la producción local, el transporte, los métodos de conservación y la cultura específica de cada grupo social. Así, por ejemplo, es difícil encontrar en otros lugares del mundo el “revolcado” o el “caldo de chunto”, entre otras miles de comidas específicas de Guatemala.  En ese sentido, lo importante es combinar la alimentación de manera inteligente, de tal forma que se convierta en nutrición.

Hasta antes de 1970 se consideraba que evitar la malnutrición era una responsabilidad individual que dependía únicamente de los jefes de familia. Sin embargo, posteriores análisis entre delegados de la salud de todos los países del mundo y otros profesionales que asistieron a foros y seminarios sobre nutrición, definieron que la alimentación y como consecuencia la nutrición, son una responsabilidad del Estado. Asintieron que una adecuada Nutrición, hace hincapié en indicaciones dietéticas y líneas nutricionales que deben ser elaboradas por los organismos de la salud de cada país, sobre la base científica de la cantidad de nutrientes que necesitan las personas en función de la edad, sexo, nivel de actividad física, estado de salud, antecedentes genéticos y las condiciones geográficas de su localización.

Para garantizar que la población tenga acceso a los nutrientes básicos recomendados para el país, las instituciones responsables han elaborado indicadores como la canasta básica de alimentos (CBA). EL Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá (INCAP), indica que para el caso de Guatemala, la CBA debe incluir Maíz, Frijol, Arroz y Trigo. El Estado tiene la obligación de garantizar la producción y el abastecimiento de estos alimentos. De esa forma, se debe reconocer que la alimentación y como meta, la nutrición, son dos conceptos necesariamente ligados al objetivo de Estado denominado “seguridad alimentaria”. En La Cumbre Mundial de la Alimentación (1996), se definió seguridad alimentaria como…

Ver artículo completo: ... Garcia, E. (2010) Alimentación y nutrición en Guatemala

sábado, 3 de septiembre de 2011

Los problemas de la educación en Guatemala

 
Edwin Rolando García Caal

En Guatemala la educación es impartida por dos sectores: el sector público o estatal, a través de las escuelas oficiales del Ministerio de Educación, y el sector particular o privado (incluyendo a los Institutos Básicos por Cooperativa que surgieron a partir de 1979). Esta es una estructura funcional que ha permanecido invariable durante décadas. Especialmente porque la presión por mejorar el sistema educativo sólo ha sido abordada de manera reciente. Posiblemente el análisis más enfático sobre los problemas educativos de Guatemala surge posterior a la proclamación de la Declaración Mundial de Educación para Todos, realizada en Tailandia en el año 1990 (ITEPT, 1998). Este análisis de carácter internacional propició entre 1991 y 1992 la formulación de un Plan Nacional de Acción de Educación para Todos, el cual en su parte introductoria solicitaba esfuerzos destinados a causar impactos cuantitativos y cualitativos en la educación en Guatemala, que en ese entonces se definió como un proceso en condiciones de pobreza y de marginalidad social.

En efecto, al año 1990 todo el sistema educativo respondía a contenidos impartidos en español y con una baja cobertura, sin tomar en cuenta que de forma legal ya se reconocían las características de una sociedad multiétnica, pluricultural y multilingüe (Constitución Política de la República de Guatemala, Artículo 66).

En la práctica de la educación no se contemplaban acciones específicas de apoyo a la educación de menores con discapacidad o con problemas de aprendizaje, una muy baja cobertura en el aprestamiento preescolar, escasa capacitación docente y en algunos lugares nula, ya que hasta 1989 se había creado un Sistema Nacional de Mejoramiento de los Recursos Humanos.

El enfoque de la educación estaba centrado en el nivel primario y sin embargo las tasas de cobertura eran muy bajas. Esto a pesar de ciertos preceptos legales. En la Constitución Política de la República de Guatemala, la Sección Cuarta del Capítulo II -Derechos Sociales-, del Título II –Derechos Humanos-, está establecido que la educación pre-primaria, primaria y básica es un derecho y una obligación para los habitantes del país (artículo 74). Es obligación del estado proporcionar y facilitar la educación a sus habitantes sin discriminación alguna, (artículo 71), y ordena que la administración de la misma sea descentralizada y regionalizada (artículo 76).

Una breve revisión a los datos que guarda el Anuario Estadístico del Ministerio de Educación,  informa que en 1993 el MINEDUC recibió una aportación financiera de 789.3 millones de quetzales (una porción del PIB que no superaba el 1.2%), de los cuales el 50.4% se orientó al nivel primario. En ese mismo año, según el Anuario Estadístico,  se logró una tasa de atención en el nivel pre-primario de 31%, lo que indica que de cada 100 niños en edad para estudiar la educación preprimaria sólo 31 lo estaban haciendo. La tasa de atención en el nivel primario era de 68% y en el nivel básico 18%. El nivel diversificado tuvo una cobertura de 12%, servicio altamente concentrado en la ciudad capital.

En 1993 con una población nacional de 9.5 millones de habitantes, el índice de analfabetismo a nivel nacional era de 58.1% mientras que para ese año, el Comité Nacional de Alfabetización atendió únicamente a 6,483 alfabetizandos (CONALFA, 1994). En 1990 se inició el programa de educación bilingüe, con resultados para 1993 de 25,281 estudiantes atendidos. No obstante el panorama planteado tenía problemas de calidad muy marcados. La tasa de promoción a nivel general rondaba el 79%, con una deserción del 10% y una población docente de 46,148 maestros.

Es por esta razón que las publicaciones que refieren los resultados de la Educación únicamente se enfocan en el análisis de la inscripción, porque no resulta alentador informar que de cada mil niños que ingresaban al sistema escolar, únicamente 200 salían del sexto grado de primaria. Los programas y metas tuvieron resultados poco relevantes hasta 1995, periodo en el que se puede decir que la situación se mantuvo invariable. Entre 1995 y 1996... 

lunes, 22 de agosto de 2011

La Política ambiental y los recursos forestales en Guatemala




Edwin Rolando García Caal

Guatemala es un territorio ambientalmente privilegiado. Posee una diversidad natural que lo sitúa como uno de los países con mayor endemismo en el continente. Su importancia en materia de biodiversidad es tal, que se encuentra en la tabla de las 25 ecorregiones prioritarias para la conservación, según el diseño de Conservación internacional, citado por Mittermeier, et al (1999).  Al mismo tiempo, el país es uno de los ocho centros mundiales de origen de plantas cultivadas, junto con México y Centro América. Aun así, la riqueza de sus recursos naturales tiene que competir por un espacio que trascienda la importancia que social y económicamente ha ostentado la diversidad cultural con la que también se cuenta.

En efecto, consciente e inconscientemente, la estructura socioeconómica de Guatemala se fundamenta principalmente en el paradigma utilitarista de la naturaleza.  Según el Perfil Ambiental de Guatemala (IARNA/URL-IIA, 2006),  la dinámica del manejo de los recursos naturales en el país se ha caracterizado por una lógica extractiva. Esta lógica ha permitido que las principales acciones y políticas de índole económica intenten beneficiar a la población, pero sin considerar la sobreexplotación, la pérdida, la degradación y el desequilibrio de los ecosistemas naturales terrestres.

Además de reconocer que existe dificultad para administrar los recursos situados sobre el suelo, también se debe aceptar una dificultad mayor, para el manejo de las áreas silvestres acuáticas, por su naturaleza biofísica de bien público. Esta situación se acentúa por la falta de una estrategia nacional en materia de acceso, uso y conservación de ecosistemas acuáticos continentales y costero-marinos. Tales situaciones muestran la debilidad de la política ambiental con visión de futuro y acarrean consigo una latente necesidad por evaluar la efectividad de la misma.

La política ambiental del país, como tal, podría medirse a través de la institucionalización de sus acciones.  Estas acciones han sido encaminadas hacia cuatro dimensiones históricas, primero la implementación de incentivos para la explotación de los recursos, segundo las normativas de regulación, tercero los programas de protección y muy recientemente los proyectos de autogestión.

Aunque las preocupaciones ambientales han sido encaminadas por el contexto internacional y Guatemala ha participado activamente avalando los acuerdos internacionales que tratan el punto del deterioro ambiental, es discutible la aplicabilidad que estas iniciativas han tenido  en el país. Lo que ocurre es que en Guatemala, para que una política ambiental pública se desarrolle adecuadamente, debe contar como requisito importante con una Ley. A partir de la Ley, es necesario que se establezca la estructura organizacional que le de vigor. Esto, aunque lento, se ha hecho. Sin embargo, el talón de Aquiles”del desempeño político, señalado acertadamente por Acquatella (2001), es la solidez de las organizaciones, la disponibilidad de la información,  la credibilidad y la coherencia de las acciones. Aun más, una debilidad de orden superior que afecta el buen desempeño de las políticas ambientales en el país, una vez institucionalizadas, es el financiamiento y sus fuentes. Ocurre que...